Parece que la
gente de la “actividad” no le pidió permiso a Yemayá para festejar esta noche. Madrid
estuvo soleado todo el día, y de pronto a la hora de salir empezó a caer un
buen aguacero. Así que cuando llegué al Yemayá para el homenaje que prepararon
Pilar y sus amigos para Silviero y El Mejunje, la cosa ya había arrancado,
suerte que no me perdí mucho. Había empezado Julio Fowler, y luego Carlos
Trova, y por ahí siguió la voz segura de Danays Bautista con Espín y Guerra, un piano man fabuloso, Alejandro Gutiérrez, y la sorpresa de la
noche, Beatriz Márquez, la musicalísima, junto con su hija Evelyn García
Márquez, que es una tremenda voz también. Beatriz que anda de visita por Madrid
supo ayer que se iba a descargar hoy, y allí estuvo. Una noche linda, que
aunque terminó temprano, sirvió para recordar y hablar de Silverio, El Mejunje,
y ese espíritu que tienen las viejas paredes de aquel lugar santaclareño. Aquí
les dejo algunas fotos, y el video tembloroso de mi mano, de una Beatriz que
sigue siendo genial.
domingo, 20 de febrero de 2011
jueves, 17 de febrero de 2011
Mejunjeando en el Yemayá
El domingo 20 de
febrero, la gente que ande por Madrid, puede llegarse al bar Yemayá,
entre las seis de la tarde y las doce de la noche. El Yemayá es “el mar
en Madrid”. Un sitio que es refugio y consuelo para muchos cubanos, porque su
anfitriona, Pilar Zumel, es una persona que ha sabido acoger a toda la gente de
la Isla que pasa por allí. No importa si es artista, carpintero, o si está de
paso y la curiosidad lo llevó tras las huellas del Yemayá.
Y este domingo
Pilar, asistida por un grupo de amigos, encabezados por Julio Fowler y Carlos
Trova, planean hacer un homenaje al Mejunje de Santa Clara. Y dicho así puede
que no llame mucho la atención, si usted no tiene un referente. Pero El Mejunje
de Silverio, que está ubicado en la calle Marta Abreu de la ciudad de Santa
Clara, es un sitio bien especial, es “el rinconcito más bohemio de la ciudad”,
como dice siempre su anfitrión Ramón Silverio.
A finales de los
años 80, del siglo pasado, un grupo de artistas, intelectuales, y gente de
farándula de Santa Clara, comenzaron a reunirse, leer poemas, y cantar temas de
trovadores prácticamente desconocidos en aquel momento. Iban de un sitio a
otro, porque no tenían un lugar fijo para juntarse, y tomaban una cosa, una
bebida rara, mezcla de te con hierbas de todo tipo, que no se sabía bien qué
era, y que alguien le llamó mejunje. Así comenzó la historia de aquel lugar,
que se convirtió en un referente para la cultura cubana toda.
En septiembre de
1990, Humberto Rodríguez, entonces presidente de la Asamblea Municipal de Santa
Clara, le cedió a Silverio un abandonado hotel que estaba lleno de basura
justo a un par de cuadras del centro de la ciudad. Fue la gloria, la
felicidad para muchos. Una vez que se sacó todo el escombro, quedaron las
ruinas de aquel lugar, y Humberto Rodríguez, para hacer justicia a la verdad,
le dio un buen empujón al Mejunje proporcionándole una sede que conservó sus
ruinas, que hoy por hoy, constituyen unos de sus grandes atractivos.
En El Mejunje no
hay descanso, cada día tiene su característica, el jueves, por ejemplo, es de
los trovadores con un espacio que se llama La Trovuntivitis, y que reúne a un
grupo de cantautores bien interesantes. Luego está el Viernes de la Buena
Suerte, que antes tenía a Los Fakires, con Felo Valdés y Cáscarita, una noche
para chuparse los dedos. Música vieja, hecha con un sentimiento que te llegaba
a la vida. Y bueno, el sábado se convirtió en la noche de la Discoteca Gay, y
luego los desfiles de travesti, y así aquello fue creciendo, y era una zona de
tolerancia como no hay otra en Cuba. Después llegaron los festivales de rock, y
el Festival de Pequeño Formato de Teatro, y conciertos de gente que pasaba por
la ciudad, a presentarse en el Teatro La Caridad, pero terminaba la noche
descargando en El Mejunje.
Viví en Santa
Clara un par de años, en 1990 y luego en 1995. Pero siempre visitaba Santa Clara
y en El Mejunje conocí a tanta gente buena, compartí con tanta gente que se
quedó para siempre en mi vida. Allí, permanente, estábamos todos: Irela y
Amaury Gutiérrez, Arístides y Berta, Dopico, Veleta, Riverón, William, y la
lista es larga, todos poetas de la ciudad, Carlos Trova, Fowler, Roli Berrío
que cuando aquello empezaba, Quincoso, mi amigo José Gutiérrez que hizo un
montón de fotos de aquellos primeros años. Por El Mejunje pasaron Elena Burke,
Raúl Torres, Gema Corredera y Pavel Urquiza, con su disco Trampas del tiempo recién estrenado,
David Torrens, Lázaro Horta y el grupo Tablas de Matanzas. Sería muy
pretencioso de mi parte ahora, con tanta distancia, reocordar nombres y fechas,
eso se lo dejo al bueno de Alexis Casteñeda Pérez de Alejo, que escribió un
libro sobre El Mejunje y sus andanzas.
Silverio que es
un tipo increíble decía en una entrevista el año pasado:
"Nosotros le
abrimos la puerta a todo el mundo, particularmente a grupos incomprendidos:
homosexuales, rockeros, trovadores... Pero lo asumimos con la certeza de que no
podíamos crear un guetto, sino todo lo contrario. Un espacio de
confluencia..."
Y el espacio ha
sobrevivido a ciclones, rabos de nubes, problemas burocráticos, en fin, ha sido
la buhardilla de muchos y el consuelo de otros. Por eso me sumo al homenaje que
dos de sus trovadores iniciales, Carlos Trova y Julio Fowler, junto a un grupo
grande de amigos, liderados por la señora Pilar Zumel, ha organizado para el
próximo domingo, 20 de febrero, desde las seis de la tarde y hasta las doce de
la noche, en la Asociación Cultural Yemayá, ubicada en la calle Calatrava
16, Metros La Latina y Puerta de Toledo, en Madrid.
Como casi me
estoy despidiendo de esta ciudad, y si este catarro invernal y bien madrileño
me lo permite, estaré allí para recordar canciones que marcaron mis primeros
años de juventud. El Mejunje y el Yemayá tienen mucho en común, Silverio y
Pilar, que son como dos caras de una misma moneda, el ambiente bohemio, la
farándula despojada de etiqueta, los tragos, y la música, la buena música que
no puede faltar. Mientras que eso llega, los dejo con esta hermosa foto que le
“robé” a Carlos Trova de su perfil de facebook, y donde están él, Fowler, y
Amaury Gutiérrez. Es una foto hermosa, tierna, llena de poesía y también de
nostalgias.
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