jueves, 3 de junio de 2010

Trinidad: El tiempo detenido


Casonas coloniales y palacios donde reinaron alguna vez el lujo y el derroche acaparan la atención de quien llega a la villa de Trinidad. Esta ciudad es una reliquia ubicada en el centro sur de Cuba. En Trinidad el tiempo parece haberse detenido. Fundada el 4 de enero de 1514 por Diego Velázquez, exhibe una coherencia ambiental que no ha sido alterada con el paso de los años. Así, Trinidad, se convierte en una ciudad muy conservada de todas las Antillas.

Atravesando sus calles empedradas, el caminante tropieza con antiguas mansiones, algunas convertidas en casas museo y otras aún habitadas por familias trinitarias. Las vajillas, joyería, porcelanas y lujosos muebles salvados del paso del tiempo revelan el nivel económico y cultural que alcanzó esta región cubana.

Muy cerca de Trinidad, se encuentra la fuente de toda su antigua riqueza: el Valle de San Luís o de Los Ingenios, que posee grandes extensiones de cultivos varios. De estas plantaciones cañeras, aún quedan restos dispersos de las rústicas viviendas de los negros, vestigios de las casas señoriales de las plantaciones, quintas de temporada y el campanario del central Manaca Iznaga. En la villa abundan las cavernas, cada una con su propia historia.

La Oficina del Historiador de la Ciudad mantiene un plan de restauración de calles y antiquísimos inmuebles, que retoman su original esplendor. La añeja y legendaria ciudad fue reconocida en 1988 como Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO.

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